miércoles, 4 de mayo de 2011


Los medios de comunicación de masas y la Educación Social.


“conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” 
Juan 8:32.     

El ser humano, como ser vivo, necesita conocer el territorio donde vive, se mueve y desarrolla como sistema completo y abierto y, al mismo tiempo, como parte componente de otros sistemas más complejos: la pareja, la familia, la sociedad en la que vive, etc. Para ello, como cualquier sistema, necesita de la comunicación que, en el caso del ser humano debido a que posee la capacidad de hablar y de escribir, adquiere unas características de complejidad infinitas. Estos dos aspectos de la capacidad de comunicar, hablar y escribir, generan la capacidad de escucha y de lectura ligados a toda transmisión de información que, al fin y al cabo es lo que entendemos por comunicación.
Los elementos básicos de la comunicación podemos resumirlos en: emisor, receptor, mensaje o información y medio. En un desglose más exhaustivo podríamos desmenuzar el mensaje o información en otros tantos elementos como podrían ser: tipo, lenguaje, idioma, etc. De igual manera podríamos hacer con el medio, en el que podríamos hablar de conceptos como soporte, tecnología audiovisual, digital y un largo etcétera. Es por ésta, y otras razones, que hablamos en plural cuando nos referimos a los medios de comunicación.

Si, en un ejercicio rápido de visualización, lanzamos una mirada a la línea de la Historia que conocemos, podremos darnos cuenta de como la Humanidad ha utilizado diversas formas para guardar y transmitir información. En este ejercicio contemplamos las cuevas pintadas de Altamira o de Lascaux, la Piedra de Rosetta que permitió a Champollión descifrar un mensaje escrito sobre piedra, los jeroglíficos del antiguo Egipto; las inscripciones en cerámicas griegas, en estatuas etruscas, en bajorrelieves mayas, incas y aztecas, en antiguos papiros, pergaminos, estelas y diversos soportes de las antiguas culturas orientales, China, Japón, La India. Cómo, a partir de la primera imprenta el acceso a la lectura vio el primer paso a su universalización. Ya no estaría restringida  la lectura a unos pocos privilegiados. Hoy contemplamos, gracias a la eclosión de las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento (NTICs), la posibilidad de acceder a todo tipo de saber en soportes y medios que apenas hace dos siglos sólo unas pocas personas eran capaces de imaginar. En una relativamente rápida avalancha de acontecimientos, la electricidad y, con ella, el telégrafo, el teléfono, la radio, la calculadora y la televisión dieron paso a la informática constituyendo la que sería la nueva ciencia y la nueva tecnología del siglo XX y abriendo las puertas hacia la globalización y la democratización de la información y del conocimiento con el más universal de los artefactos: internet. Entramos así en lo que se ha dado en denominar la Sociedad de la Información, siendo la información la nueva forma de energía que mueve el mundo y las sociedades. 
Se atribuye a Arquímedes la frase: “dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”. Hoy, ese punto de apoyo está al alcance, cada vez más, de un mayor número de personas que tienen acceso a internet y, con él, a la posibilidad de saber y de saber hacer, al tiempo que compartir con otras personas parte de su conocimiento general o especializado, convirtiéndose en un agente de un gran cambio social. Si bien su uso puede generar más brechas y desigualdades que aquellas que pretendemos erradicar o, en el peor de los casos, paliar.


Las infinitas posibilidades que ofrece la denominada red de redes para generar un cambio social las hemos podido contemplar recientemente en los últimos acontecimientos del norte africano. Es nuestra responsabilidad su uso para la paz y, dentro de su reinado, para alcanzar una verdadera igualdad de derechos y posibilidades en nuestros diferentes entornos, espacios o territorios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario